El Trump holandés, Geert Wilders, quien
aparecía amenazante en la carrera por
las elecciones en los Países Bajos, finalmente
fue derrotado.
Wilders había prometido cerrar
todas las mezquitas, sacar a Holanda de la Unión Europea y prohibir el Corán.
Tras el Brexit y la elección de Trump, el mundo entero estaba esperando ver si
la extrema derecha continuaba su aterrador ascenso.
Pero, al final, los holandeses
votaron para que la esperanza venciera al miedo. La expansión mundial de las
políticas fascistas acaba de invertir su tendencia.
Miles de manifestantes por la
democracia se expresaron en las calles para celebrar la larga historia
de apertura y tolerancia de los Países Bajos.
Tres días antes de las
elecciones, muchos ciudadanos aún no habían decidido cómo iban a votar. El
temor se apoderó los holandeses. Por eso que miles de jóvenes recorrieron el país de arriba abajo entregando
flores, escuchando a la gente y animandoles a votar contra el odio. Se realizó
una campaña en que se enviaron correos y mensajes de texto a más de medio
millón de personas para que salieran a votar.
Una de las razones que alejaban a la gente de Wilders era su
afinidad con Trump, por lo tanto la campaña en los últimos días se centró justamente en no permitir que un nuevo Trump se instalara en Holanda. Los jóvenes se centraron en las zonas clave donde Wilders podía tener un apoyo
más fuerte, publicando anuncios a toda página con una parodia del éxito de
Hollywood La La Land que mostraba cómo Wilders transformaría los Países Bajos
en Trumpland.
Finalmente, miles de ciudadanos salieron a las calles de La Haya, París y Berlín para
celebrar y enviar una potente señal de advertencia
a Marie Le Pen y a la Alternativa para Alemania (AfD) esta última la expresión
de la ultraderecha alemana, que ha cosechado buenos resultados a costa de la
CDU y también de la izquierda, con especial éxito en el estado de Sajonia-Anhalt, donde ha logrado la segunda
posición con el 24% de los votos. El Euroescepticismo
y xenofobia se dan la mano en un momento crucial, cuando Europa vive la crisis
de los refugiados. El llamado es que la
juventud va a frenarlos en las elecciones de Francia y
Alemania.
Con la amenaza del odio
propagándose por todas partes, el mundo necesita reaccionar a favor de la democracia y la
libertad. La responsabilidad de alzarse contra el odio,
de defender los valores de unidad y tolerancia hacen a los pueblos más fuertes. Pero, sobre todo, la
responsabilidad de soñar con un mundo mejor. Holanda
se ha acercado un paso más a ese sueño.
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