COOPERACIÓN REGIONAL PARA ENFRENTAR DESAFÍOS DE LAS MIGRACIONES
Los acuerdos migratorios
regionales han mostrado ser instrumentos apropiados para para mejorar la
movilidad y la migración, así como para proteger los derechos de los migrantes.
Sin embargo, persiste una oportunidad considerable de mejoras, tanto a nivel
regional como en cada país. La
integración de los migrantes en los países de destino es un asunto que compete
a los ámbitos ejecutivos, parlamentarios, judiciales, y que por lo tanto
debiera ser tratado integralmente en cada país de recepción. Los organismos
interinstitucionales que reúnen expertos de diversas áreas de gobierno
nacional, regional y local, en educación, salud, migración, trabajo, desarrollo
social, cancillería, policía, con la participación de organizaciones de la
sociedad civil constituyen instancias eficaces para diseñar, ejecutar y
monitorear las políticas públicas hacia los migrantes.
Otro aspecto a destacar es que
los Estados son responsables por los compromisos asumidos hacia los migrantes y
por lo tanto deben desarrollar mecanismos de seguimiento de su situación tanto
a nivel nacional como regional, lo cual supone la producción y el análisis de
información oportuna, coordinada y precisa. Si bien se han efectuado avances en
la producción de estadísticas fronterizas y de registros administrativos, deben
mejorar las fuentes de información desagregada por condición migratoria que
generan de manera regular los sistemas nacionales de estadística. Estos
sistemas armonizados de recopilación de información deben incorporar la
perspectiva de género, edad, y las diferencias étnicas y las raciales.
Un desafío principal es, por lo
tanto, lograr fortalecer el diálogo a través de mecanismos institucionalizados
como el MERCOSUR, la Comunidad Andina y la Conferencia Sudamericana de
Migración, entre otras. Ciertamente, será mediante el accionar de estas
organizaciones que podrán acordarse acciones para responder de manera
articulada a las necesidades cruciales de los migrantes, incluidas aquellas
para prevenir la xenofobia y favorecer la integración e inserción social.
El tema de la cooperación
internacional en materia migratoria es urgente, así lo ha destacado el
Presidente Boric y lo recalcó en la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, al
plantear que una solución regional para la migración venezolana y en general
para la movilidad humana en la región, es fundamental, para ello ha propuesto
como parte de la solución, un sistema de cuotas migratorias inspirado en el
modelo que la Unión Europea. Una crisis migratoria, en este caso de más seis
millones de personas, sobre todo desde Venezuela, no puede recaer en un grupo
de países. Es necesario que pensar en la solidaridad latinoamericana. Todos los
países involucrados tienen un rol que cumplir.
Boric ha sido explícito en decir
que solicitará asesoramiento a Gobiernos europeos sobre el sistema de
cuotas. “Hemos pedido la opinión de
mandatarios extranjeros respecto a eso. Lo tenemos que hablar multilateralmente,
pero creo que es algo en lo que todos podríamos ganar, tanto los países como
también los migrantes, que lo hacen en una situación de mucha desesperación.
Muchas veces, al sobrecargarse todo en un solo país se ven en una situación muy
difícil de inserción”.
Asimismo, en el marco de la Cumbre para las
Américas en Los Ángeles, el Presidente Boric declaró que buscará instalar en la
Cumbre, la necesidad de establecer cuotas migratorias para abordar la crisis
humanitaria de Venezuela. "Es importante que veamos también la tragedia
que hay detrás de estas crisis (...) desde una perspectiva humanitaria y
entender que no es posible hacernos cargo desde un solo país", comentó.
"Obviamente cuando uno ve la situación en Iquique, Arica o en los lugares
fronterizos de Colombia, es tremendamente crítica, porque los servicios
públicos están presionados, porque las ciudades no están preparadas para acoger
a tal cantidad de gente y eso significa que tenemos que abordarlo en conjunto
como región.
Son grandes los flujos de
haitianos, venezolanos, nicaragüenses y ecuatorianos que, históricamente, se
establecieron en diversos lugares de América Latina, incluidos Chile. No obstante, muchos migrantes están ahora
tratando de llegar a los países del norte, debido a los efectos económicos de
la pandemia, el aumento del desempleo y el repunte de la xenofobia en los
países de la región.
Cuando un país de origen o de
tránsito adopta una decisión sobre cómo gestionar la migración en su
territorio, esto no tiene solo repercusiones en su país sino en los demás
países de la región. En este sentido, dado que la migración de tránsito no ha
mostrado signos de disminución, los países deben trabajar coordinadamente para
diseñar políticas que ayuden a la migración en tránsito, considerando sus
necesidades y vulnerabilidades específicas. No hacerlo, puede resultar en
respuestas paliativas, reactivas y descoordinadas que fomentan las redes de
trata de personas haciendo que la migración sea menos segura y llena de
vulnerabilidades.
Más allá de continuar
fortaleciendo los esfuerzos alcanzados hasta el momento basados en un mejor
diseño de políticas de cooperación, diálogo regional y el intercambio de datos
sobre la dinámica migratoria (en particular, poblaciones vulnerables como niños
y mujeres embarazadas), a nivel nacional, los gobiernos de la región pueden
además profesionalizar y hacer más eficiente el control fronterizo y hacer que
su gestión sea cada vez más transparente. También, se deberá brindar mayor
protección capaz de abordar las necesidades humanitarias a las personas en situación
de movilidad humana. Adicionalmente, los países receptores de migrantes
necesitarán expandir o crear mayores vías legales, que permitan desincentivar
la migración irregular y que se siga generando una migración insegura y
desordenada.
Los formuladores de políticas
públicas también deben ofrecer un espacio a los gobiernos regionales y
municipales quienes han estado notablemente fuera de la discusión regional y
que muchas veces deben sobrellevar la peor parte de estas crisis. Ni en el
norte ni en el sur del Continente queremos que se repitan tragedias como
Colchane o el Tapón del Darién, para ello se requiere de forma urgente de una
verdadera y amplia cooperación regional. Este es un momento oportuno para abrir
el espectro a una discusión regional más amplia y profunda entre los países de
todo el hemisferio.
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